la posible obra de arte

a miguel bonneville

siempre pensé que llegaría a una edad en que todas mis preguntas tendrían una respuesta, en que las consecuencias de todos mis defectos, e incluso estos, podrían revertirse por obra y gracia de aquellas virtudes que hubiera podido desarrollar, a lo largo de los años, a fuerza de voluntad y empeño — yo sería el resultado de mis convicciones, dedicación, esmero — sería la obra de arte de mi vida — haría todo por que fuera posible — la obra de arte posible

pero la creación de la obra de arte se volvió un ejercicio rígido, incluso doloroso diría, y muchas veces, para escapar de ese dolor, abandoné la obra — pero la obra era el propósito de mi vida, por lo que abandonarla me trajo también frustración, decepción: no era posible dejar de lado algo verdaderamente fundamental, algo que era en estricto sentido imposible de dejar de lado sin dejar que, al mismo tiempo, se me escapara la vida de las manos — empecé, pues, a correr de un extremo al otro: de aquel donde lo daba todo con obcecada determinación en pos de la obra a ese otro en que imperaban la parálisis, el abandono, el olvido mismo — me olvidé de mí, me disgregué y me perdí, pero no ya disuelta en el mundo, vaciade de mí, sino simplemente ahí, inconsistente, mal acabado, un personaje a veces significativo y entrañable, otras contradictorio, absurdo, en algunos casos dañino, peligroso — fui un acto de la naturaleza, una flor cuya belleza no tiene convicción ni propósito:
es
sencillamente

no digo ahora que nada haya estado mal: he sido lo que he podido — asumo mi parte y dejo al mundo asumir la suya — pido perdón por mis limitaciones — muestro mis espinas, atadas al cosmos, y digo que no soy yo quien mueve los hilos

el lenguaje, de nuevo, pareciera invitarme a tomar un camino u otro, pero sé o intuyo que existe un horizonte de sentido que trasciende las palabras — por ello, tomo responsabilidad y actúo en consecuencia, mas también reconozco que no soy yo, no del todo, que hay un cuerpo superior del que soy apenas parte, una mente y un corazón más allá de mí donde empieza a hilarse el tejido que me contiene y me sustenta y me trae y me lleva de aquí para allá, a todas partes, todos los días

y, aun así, tomo esa parte del todo con las manos terrestres que tonantzin me dio e infundo también un soplo de vida a la obra, la impregno de aura, derramo mi impronta en los espacios, transito este rincón del universo como un perfume que pasa y queda, imprimo finitud en todo lo que toco y
al fin, humildemente, cocreo

soy, quizá, una flor con convicción y propósito

que crece en medio de otras flores
distintas todas pero idénticas
en dignididad y belleza, así,
sencillamente,
como todo acto de la
naturaleza

30.06.25




/\/\/